Las fábricas, como los cementerios, marcan los viejos limites de una ciudad. Al tiempo en que El Milagro Mexicano—como se le llamó al periodo de cuatro décadas de crecimiento económico sostenido—llegara dramáticamente a su fin en los años ochenta, la implementación de un nuevo modelo económico inició un violento proceso de desindustrialización que privilegió la producción de materias primas, la especialización en ramas productivas cobijadas por el capital trasnacional, la importación de manufacturas, y a posteriori el desempleo crónico y la proliferación de la economía informal. Este proyecto parte de exploraciones y mapeos encaminados a identificar los barrios industriales de la vieja periferia de la capital y a generar registros visuales de los resabios físicos de la otrora pujante pequeña y mediana industria local. Galerones vacíos en renta o abatidos por el abandono, edificios tapiados, en demolición o a punto de demolerse, vías de tren en desuso o cubiertas por el asfalto, dan cuenta de la vertiginosa necesidad del capital de concentrarse en ciclos cada vez más cortos: treinta años bastaron para generar rastros derruidos de otra época, o dicho de otra forma, treinta años bastaron para culminar la transición a un nuevo estado de cosas. El proceso de identificación de los sitios, así como los mapeos y los mapas mismos de las zonas bajo escrutinio se han incorporado al proyecto, siempre en proceso, del que las imágenes que aquí se presentan son solo una parte, y cuyo objetivo fundamental es construir historia mediante la edificación de la memoria común